¿Te has preguntado alguna vez por qué hay gente que al cabo de un rato de conocerla te cae especialmente bien?
Hay muchos motivos para que esto pueda ocurrir (su lenguaje no verbal, su capacidad de escucha, su grado de atención hacia ti, su forma de decir las cosas, etc) pero hay uno que destaca por encima de los demás: los vínculos. O dicho de otra forma, las cosas que tengáis en común.
La mejor forma de hacer amigos
En el artículo sobre cómo gustarle a alguien ya vimos que las personas que conoces, como tus amigos, suelen estar más predispuestas a aceptar tus demandas. Dicho de otro modo, si tienen la sensación de que compartes cosas con ellas, resultarás más persuasivo porque les gustarás más. Éste es uno de los pilares de las habilidades sociales, junto a la sensación de que conocemos a la otra persona y podemos confiar en ella.
Este efecto, conocido en psicología como semejanza simple, también postula que te atraen más aquellas personas que comparten algo contigo. Cuanto más te parezcas a una persona, más le gustarás porque los humanos acostumbramos a sentirnos bien con cosas relacionadas con nosotros.
Pero ¿y si no puedes encontrar apenas ningún punto en común con otra persona? ¿Y si después de una conversación trivial no has detectado ninguna afición, experiencia u otra cosa que os pueda vincular?
En ese caso, ¿podría un simple y aparentemente trivial punto en común con alguien ser suficiente como para que le caigas mejor?
Lo que vincula, une (por pequeño que sea)
Resulta que incluso semejanzas tan sutiles como que vuestros nombres compartan la primera letra, que hayáis pasado la infancia en la misma población o que coincidáis en la fecha de aniversario, pueden ser importantes.
Te sonará extraño, pero está demostrado que tienes más probabilidades de casarte con una persona cuyo nombre o apellido suene como el tuyo y que eres más proclive a cumplir las demandas de alguien cuando sabes que compartís el mismo día de cumpleaños.
La importancia de tener cosas en común
Unos investigadores de la Universidad de Santa Clara (Estados Unidos) realizaron un experimento donde los participantes debían escoger una serie de adjetivos que les describiesen de una lista con varias opciones.
Después se les emparejó con otros participantes y se les informó en qué grado compartían las características que habían marcado con el otro sujeto. Pero, como en la mayoría de estudios de psicología social, este “sujeto” era en realidad un actor que posteriormente realizaba una petición al participante real.
Lo que le pedía era que leyera un informe de 8 páginas y le escribiera una página entera con sus comentarios al respecto. ¡No está nada mal como petición teniendo en cuenta que se acababan de conocer!
- Los participantes que creían que apenas compartían atributos con la persona que les había hecho la petición la aceptaron en el 43% de las ocasiones.
- Los que creían que tenían muchas características en común la aceptaron en el 77% de casos, casi multiplicando por dos la tasa de éxito.
Los autores concluyen que, para peticiones sencillas, utilizamos criterios de aceptación cortos y rápidos. Si un desconocido te pide un favor, de forma inconsciente evaluas cuánto te gusta o cuán bien te cae basándote en información muy simple.
En el caso del estudio que he comentado, tomaban como referencia en cuántos atributos coincidían supuestamente con la otra persona. Por lo tanto, cuánto tenían en común con ella.
Cómo vincularte para hacer más amigos
Te recomiendo que cuando estés conociendo a alguien o pidiendo un favor a una persona con la que tienes poca relación, busques y saques a la luz puntos en común tan pronto como puedas. Aunque debes hacerlo honestamente y sin afán de manipular, te ayudará mucho que en tus conversaciones encuentres y destaques aquello que te vincula con la otra persona.
Idealmente deberían ser temas que generen emociones como por ejemplo la infancia, familia, hobbies, lugar de nacimiento, música o arte favorito. También puedes buscar cosas en común que no os gusten a ambos porque compartir emociones negativas puede ser también muy útil para caer mejor a alguien.
La forma más sencilla de encontrar más cosas en común
Me he fijado en muchas ocasiones que en lo que se conoce como cháchara trivial cuando la gente conoce otras personas, se comete un error que impide que salgan a la luz posibles vínculos. La cosa suele ir así:
Tú: –¿Y a qué te dedicas?
Tu interlocutor: –Pues yo soy abogado.
Tú: –Ah, ¿sí? Interesante, yo empecé derecho pero ahora me dedico a importar champiñones.
Fíjate que de aquí sólo abrías sacado que es abogado. El problema de muchas conversaciones es que creemos que son partidos de tenis en los que cuando nuestro interlocutor responde debemos decir algo sobre nosotros a continuación. Y evidentemente no es así.
Para encontrar puntos en común se trata simplemente de pedir los motivos y razones de las cosas, y para ello hay una palabra maravillosa: porqué. Fíjate en la siguiente conversación:
Tú: –¿Y a qué te dedicas?
Tu interlocutor: –Pues yo soy abogado.
Tú: –Ah, ¿sí? ¿Y por qué decidiste ser abogado?
Tu interlocutor: –Pues resulta que yo quería ser cantante, pero mi padre me presionó mucho para que estudiara derecho como él.
Tú: –¿Cantante? ¡Qué interesante! Yo estuve cantando en una coral durante 10 años, ¿tú hacías algo parecido?
Y ¡voilà! Aquí lo tienes, con un simple porqué habrás conseguido saber bastante más de la historia de esa persona y encontrar un potencial vínculo o punto en común, en este caso la canción.
Hazlo de forma gradual, no sometas a un interrogatorio a tus interlocutores para encontrar las cosas que compartís, y comprobarás su eficacia para hacer más amigos.
Max dice
Unos articulos muy utiles y muy bien explicados, no se deja de aprender al leerlos 😉
Un saludo
Pau Navarro dice
Un abrazo Max, anima mucho lo que dices 🙂
Edgar dice
Por ejemplo, las técnicas de PNL que se llama acompasar. ej: Ya que estamos aquí en este café, y veo que a los dos nos encanta el capuchino, no puedo resistirme a no hablarle a una chica que aparte de que le encanta el capuchino, es demasiado atractiva……
Pau Navarro dice
Muy buen ejemplo Edgar, el acompasamiento es muy útil para generar puntos en común. Más adelante trataremos algún tema de PNL. Gracias y un abrazo
Julián dice
¿Habría alguna forma de poder crear vínculos más rápidamente? Me explico, trabajo en un puesto comercial pero trato con los clientes entre 1 y 3 minutos, 5 minutos máximo. ¿Habría alguna forma de crear rapport instantáneo y mejorar así mis niveles de ventas?
Gracias y saludos.
Pau Navarro dice
Hola Julián, no es fácil generar un vínculo con un cliente en tan poco tiempo sin que parezca que lo estás intentando demasiado. Pero una buena idea puede ser compartir algún detalle personal tuyo y relacionarlo con tu cliente, cuanto más emocional sea la relación mejor. Un ejemplo podría ser «¿Sabe qué? Me acabo de fijar que le compré a mi primo como regalo de boda los mismos zapatos que usted lleva» (pero cuidado con no ser honesto).
No hay que olvidar por supuesto los conceptos básicos de la venta: preguntar, escuchar, sonreir sin excederse, no presionar, etc. La época de los vendedores agresivos que sólo querían conseguir cierres ha terminado, a no ser que tengas un producto que sea igual que el de la competencia y donde no haya repetición de compra. También se ha demostrado que admitir un punto débil de tu producto (luego puedes matizar que ya está solucionado) o hacer patente que no es para todo el mundo, genera mucha confianza en los clientes, y esa es otra forma de facilitar que se creen vínculos.
En el blog podrás encontrar varios artículos sobre persuasión que seguramente te resulten útiles para ventas.
¡Saludos!