Abres el portátil.
Miras la pantalla.
El cursor parpadea.
Sabes lo que tienes que hacer. Incluso sabes cómo hacerlo.
Pero empiezas a darle vueltas. Paras para un café. Lo lees. Relees. Lo corriges otra vez.
Bienvenido a la maldición del perfeccionismo.
Una vocecita que dice que aún no es suficiente. Que te hace revisar, aplazar y dudar. Y que termina saboteando tu progreso.
La buena noticia es que no necesitas eliminar esa voz. Solo necesitas que deje de afectarte.
Hoy quiero compartir contigo 3 trucos para avanzar incluso cuando el perfeccionismo intenta detenerte 👇
1. Cambia tu definición de éxito
El perfeccionismo proviene de tu miedo al fracaso. Por eso llevas años postergando esa idea de negocio o repasando una y otra vez el borrador de tu libro.
Estás protegiendo tu autoestima. No quieres exponerla a un posible fracaso que demuestre que no eres tan bueno como te gustaría creer.
Has vinculado tu autoestima a tus objetivos.
Y debes ligarla a tus valores.
📌 Pregúntate:
- ¿Cuáles son los 5 valores que guían tu vida?
👉 Por ejemplo:
Si uno de tus valores es el crecimiento personal y decides publicar tu libro sin sentir que está perfecto, estás siendo congruente con ese valor. El resultado ya no define quién eres.
💡 Acción exprés:
Piensa en una tarea que estés postergando por perfeccionismo. ¿Qué acción puedes hacer hoy que sería congruente con tus valores?
2. Usa el tiempo como aliado (no como excusa)
La mayor trampa del perfeccionismo es dedicar horas a mejorar detalles para evitar llegar a una versión “final”.
El culpable es la Ley de Parkinson: el trabajo se expande hasta que ocupa el tiempo disponible para su realización.
Si no tienes límite de tiempo, tu dedicación tampoco.
📌 Uno de los trucos más potentes es limitar tu tiempo:
⏱️ Divide la tarea en pasos pequeños
⏱️ Asigna un tiempo fijo a cada paso (ej: 25 minutos)
⏱️ Cuando suene el reloj, avanza al siguiente (aunque no esté perfecto)
👉 Por ejemplo:
¿Te atascas escribiendo una introducción? Dedícale 20 minutos pase lo que pase. Luego, sigue. La podrás mejorar después, pero ya habrás roto la parálisis inicial.
3. Haz las paces con el error
Ahora ya sabes que el perfeccionismo no tolera errores porque los interpreta como fracasos.
Pero las personas resilientes no son las que evitan fracasar, sino las que siguen adelante sin machacarse.
Una forma de conseguirlo es practicando la autocompasión.
📌 Para ello, debes acostumbrarte a hablarte como harías con un amigo:
- ¿Qué dice de bueno sobre ti este fracaso?
- ¿Qué harás distinto la próxima vez?
💡 Acción exprés:
Piensa en un fracaso reciente. Ahora escribe una frase que empiece con: “Lo que esto dice de mí es que…” y termine con algo positivo (por ejemplo: “…me esfuerzo”, “…soy persistente”).
🔥 Recuerda:
No necesitas sentirte preparado para dar el primer paso.
De lo contrario, nunca lo darás.
Solo necesitas hacerlo sin sentirte seguro.
Cuando lo hagas, te darás cuenta de que la acción imperfecta vale más que mil planes perfectos que nunca empiezan.
Hasta la semana que viene,
Pau
Deja una respuesta