El otro día estaba sentado con un par de amigos en una soleada terraza barcelonesa. Mientras uno me explicaba entusiasmado que ya se había descubierto la vacuna contra el sida, el otro me informaba que en China hay actualmente un furor total sobre todo lo que tenga que ver con la arquitectura española.
–¿Y cómo sabéis que eso es cierto? –pregunté. –Lo dijeron en el telediario – espondió el primero. –Lo leí en el periódico –apuntó el segundo.
Ya somos bastante conscientes que tanto los medios de comunicación como los libros que leemos controlan nuestras conversaciones. Pero ahora se sabe que también nuestras opiniones. Quizás te resulte sorprendente descubrir hasta que punto una persona puede dar credibilidad a lo que lee, oye o ve.
Te crees casi todo lo que lees
En el año 1993 un tal Dr. Gilbert realizó un estudio que pretendía determinar cuál era nuestra actitud cuando recibimos una información (en este caso escrita). Planteó dos posibles vías:
- Por defecto, nos creemos lo que leemos. Y sólo empezamos a dudar de ello cuando encontramos alguna evidencia que nos señale que podemos estar equivocados.
- O, por el contrario, después de leer una información, la sometemos a juicio inmediatamente y si nos parece correcto entonces nos lo creemos.
La segunda opción parece la más sensata, ¿verdad?
El experimento
En el experimento se les dio a los participantes un papel con un texto describiendo un atraco. La clave es que algunas descripciones estaban en rojo y otras en verde. A los participantes se les explicó que la información real aparecía en verde, y la falsa, en rojo. Es decir, que sabían qué era lo que no debían tener en cuanta a la hora de leer el caso. Lego se les pidió que dictaran qué condena impondrían al atracador si ellos fueran los jueces.
Sin embargo, a la mitad de los participantes se les distrajo mientras leían el texto.
- Si realmente por defecto nos creemos lo que leemos y luego lo sometemos a juicio (la primera hipótesis), el hecho de distraer a estos participantes mientras leían debería interferir en su proceso de juicio. Primero se creerían la frase, fuera verde o roja, y al distraerles, este proceso de juicio (en forma de color rojo que actuaba como evidencia para dejar de crer en la información) debería verse impedido y por lo tanto, darían la misma veracidad a todas las frases independientemente del color que fueran.
- En contraposición, el grupo de los participantes que no fueron distraídos deberían ser capaces de ignorar las descripciones falsas (en rojo) al dejar de darles credibilidad.
¿Cuáles fueron los resultados?
Efectivamente los participantes que fueron distraídos ignoraron el color de las frases y sentenciaron condenas como si todo el texto fuera cierto. Es decir, se creyeron las frases rojas aún habiendo sido informados de que eran falsas.
Sin tiempo para reflexionar, la gente simplemente se cree lo que lee.
Cómo funciona realmente tu mente
Parece ser que creer no es un proceso de dos etapas que primero implica comprender y después creer. Comprender es creer. Una fracción de segundo después de leer algo, nos lo creemos automáticamente hasta que encontramos alguna evidencia que nos haga recapacitar nuestra decisión.
Tiene sentido incluso desde un punto de vista evolutivo. Si hubiéramos tenido que ir chequeando constantemente nuestras creencias, seguramente nunca habríamos terminado actuando, paralizados por el análisis constante.
Esta conclusión también explica lo siguiente:
- Porqué mucha gente suele asumir que los demás dicen la verdad, incluso cuando mienten.
- Porqué es más fácil que te persuadan cuando estás distraído con algo.
- Porqué las primeras impresiones son tan importantes.
Cuando conocemos a alguien solemos dar por cierta la imagen que proyecta de entrada. Es el poder de la primera impresión. En realidad a eso se le llama el sesgo de correspondencia: si conoces a una persona cuando está llorando, habitualmente darás por sentado que es muy emocional ya que esa es la conclusión más directa que puedes sacar.
A pesar de que esa persona pueda estar llorando por un tremendo disgusto que acaba de sufrir y en realidad sea el tipo más frío del mundo.
Así que ándate con cuidado con lo que lees… ¡incluso si se trata de este blog! 😉
Max dice
Como siempre impresionante de leer.
Un saludo!!
Pau Navarro dice
Y como siempre, me alegro mucho de que te haya gustado.
Un abrazo grande.
ksk dice
Concuerdo, ayer me volví loca leyendo una barbaridad dicha por Sigmond Freud o como se llame el tipo, y me iba traumatizando y cuestionando mis creencias, ya que el tipo dice tercamente una teoría que todo GIRA Y ES SEXO, hasta cagar es sexual según el, después de buscar más información que validara tal teoría, leí que el tipo fue violado por otros hombres, tenia relaciones con niños pacientes, y era un ser humano si se puede decir humano.. TOTALMENTE ENFERMO. Lo más loco es que hoy en día hay personas que creen ciegamente en este hombre y se basan en un teoría de un enfermo mental.. en fin bueen artículo y tienes razón: CUIDADO CON LO QUE LEAN.
Pau Navarro dice
Hola KSK, desconozco la historia detrás de Freud aunque es verdad que parace que sus ideas en ocasiones se llevan a extremos. En cualquier caso, hay que ir con cuidado con lo que se lee y someterlo a juicio. ¡Saludos!